sábado, 9 de noviembre de 2013

DOMIGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO

CUANDO EL SER HUMANO ES HUMILDE Y SINCERO EN LA ORACIÓN, RECONOCE A DIOS COMO AMOROSO Y JUSTO


En la recta final del año litúrgico el Señor Jesús nos está invitando a ser insistentes, sinceros y humildes en la oración para poder llegar a una auténtica conversión; como católicos debemos tener siempre presente que Dios es como es y no puedo acomodarlo y/o construir un dios según mis antojos y caprichos.


Es bueno que nos preguntemos hoy ¿Que pido en la oración? ¿Cómo lo hago? ¿Cuáles son mis actitudes en la oración?

La Palabra de Dios hoy en la lectura del
Eclesiástico (Eclo35,12-14.16-18), el salmo 33 y la segunda carta de San Pablo  a Timoteo (2tim4,6-8.16-18) nos está invitando a reconocer a un Dios justo que ve al ser humano humilde y sencillo, que siempre está atento a la súplica del hombre, que inclusive en los momentos difíciles, como los que vivió Pablo, se siente fuerte por la misericordia y el amor de Dios.


Es necesario en el mundo de hoy ser personas de oración ferviente, sincera, constante; no olvidemos que la oración es el diálogo que se entabla entre el ser humano y Dios, es el lugar donde adquiere sentido la familia, el trabajo, los amigos; es el arma eficaz para entender y vencer las dificultades cotidianas que nos presenta la sociedad actual.


Cuando tengo dificultades ¿Qué medio utilizo para superarlas?, en mi vida familiar ¿veo necesaria la oración? desde mi trabajo ¿soy agradecido con Dios?


En el Evangelio de San Lucas 18,9-14, Jesús nos propone la sinceridad, transparencia y la humildad en la oración; para esto nos pone como ejemplo la parábola del fariseo y el publicano, mostrándonos diferentes actitudes del ser humano frente su encuentro con Dios:


1. Personas que se creen justas y seguros de sí mismas, pero desprecian a los demás; eso lo podemos ver en el hombre y la mujer que se creen autosuficientes por sí mismos, los que sacan a Dios de su vida y construyen sus proyectos solamente con presupuestos humanos.


2. La actitud del fariseo: Un hombre erguido, que significa orgullo,  vanidad, prepotencia, se cree perfecto y menosprecia la realidad del otro hermano, cumple con todos los requisitos, es legalista pero no vivencial, da diezmos, ayuna, ora, va a misa, reza varios rosarios, pero es arrogante, orgulloso, mentiroso, chismoso etc. Como católicos debemos tener cuidado en construir estas actitudes en nuestra vida.


3. La actitud del publicano: Un hombre sencillo y transparente, que representa la humildad, reverencia y sencillez ante Dios y solidaridad ante el hermano; se reconoce pecador, con una súplica desprendida y sincera a Dios.  Como católicos debemos tener esta actitud: que nuestra oración sea sincera y fervorosa, que se busque siempre la voluntad de Dios y no la nuestra y que sea coherente con nuestra vida.


Padre, cuénteme un cuento:


LA ORACIÓN DEL POBRE


Un domingo, como es de costumbre, se acercó al altar de la Virgen de chiquinquirá un campesino y con mucho fervor le hacía la siguiente súplica:


- “ Madre mia, amada mia, patrona de Colombia, Virgencita de Chiquinquirá, socórreme la salud y el sustento diario para mis hijos y mi esposa”; lo hacía con sencillez y humildad, como todo campesino.


Al lado derecho de él, se encontraba un gran empresario, que con una actitud arrogante y exigente le decía a la Virgen: “Señora del Rosario, hoy vengo a pedirle que en este negocio me gane los cien millones de pesos”
.
Mientras tanto, el humilde campesino, seguía con su sencilla y fervorosa súplica pidiendo la salud
y el diario para su familia.


El empresario que prestaba atención a la súplica del campesino, voltea y le pregunta admirado: ¡¿Qué le pide usted a la Virgen del Rosario?!
El campesino con su voz débil, pero sincera, le dice:
- “Lo único que le pido a mi madrecita del cielo es salud y el diario para mis hijos”
Le pregunta el empresario: “y luego, ¿cuánto es su diario?
El campesino le responde: “$15.000 pesitos, incluyendo la comida”.
Con una voz fuerte y posesiva le dice el empresario-. “Tome los $15.000 de su diario y no me distraiga a la Virgen del rosario, que la quiero para mi solo”


Lo simpático del cuento es que el campesino obtuvo su diario, mientras que el empresario, por arrogante no obtuvo lo que quería.



SINTONÍZATE CON DIOS:
Durante esta semana lucha por vivir
1. Haz de tu vida cotidiana una oración.
2. En tu familia vive con humildad y sencillez

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