sábado, 14 de diciembre de 2013

III DOMINGO DE ADVIENTO

TIEMPO DE ALEGRÍA Y ESPERANZA


Primera Lectura: Isaías 35,1-6a.10


Dentro del seguimiento a Dios experimentamos la alegría desbordante y pre degustamos la Gloria de Dios, especialmente cuando salimos de la esclavitud del pecado.
Por lo cual vale la pena preguntarnos hoy ¿estoy en el camino de Jesús o voy por otra vía, y si voy por la vía equivocada, me intereso y me preocupo por retornar al camino de Dios?

En este tiempo de adviento el profeta isaías nos invita a tener al Señor como el Camino que nos conduce a la felicidad y a la alegría, camino que se desarrolla en el escenario de la familia, cuando nos sentimos responsables de los dones que Él nos dió (Amor por los hijos, por la pareja, por mis padres); en el escenario del trabajo (Viviendo la justicia, la honradez, la sinceridad,el respeto por los compañeros de trabajo) y administrando muy bien el salario que devengamos.


Salmo Responsorial: 145
"Ven, Señor, a salvarnos."


Segunda Lectura: Santiago 5,7-10
El apóstol Santiago nos invita hoy a tener paciencia (recordemos que la paciencia es LA CIENCIA DE LA PAZ, que tiene como indicador la paz personal que aflora en la vida comunitaria) y firmeza en este tiempo de espera, es bueno que nos preguntemos hoy ¿soy paciente ante las dificultades de mi vida o me desespero y busco caminos equivocados para solucionar mis problemas? ¿me mantengo firme ante la verdad y siempre propongo a Jesús como camino, verdad y vida en este mundo consumista o soy débil y me dejo arrastrar por decisiones equivocadas?.


Evangelio: Mateo 11,2-11
Hoy Mateo nos ubica en tres momentos
1. La pregunta de Juan y la respuesta de Jesús:
Vemos a Juan inquieto porque sus discípulos conozcan a Jesús; ¿hoy nosotros como padres buscamos que nuestros hijos conozcan de Jesús?, recordemos que esta búsqueda se debe realizar con palabras y obras, porque si observamos bien, Jesús responde con hechos, no con palabras, “vayan a contar a Juan lo que están oyendo y viendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son curados, los sordos oyen, los muertos resucitan y  la buena nueva es anunciada a los pobres”
Por tanto busquemos en este tiempo de adviento anunciemos y caminemos tras de Jesús con nuestros hechos y nuestras palabras


2. El elogio de Jesús a Juan
Jesús nos muestra a Juan como el verdadero profeta, que anuncia con amor y alegría la venida del Mesías, que denuncia el pecado e invita a la conversión de corazón y propone el Reino de los cielos desde la realidad presente.
Es conveniente que nos preguntemos en este domigo
¿Soy un verdadero profeta que anuncia, denuncia y propone como lo hizo Juan?


La interacción entre la venida de Juan y la de Jesús
Mateo nos deja claro que el papel de Juan es ser el profeta que abre el camino y prepara la venida del Mesías y Jesús es el Rey con nosotros, en el cual Juan nos da ejemplo de su humildad y se hace pequeño para que Jesús reine en nuestros corazones.
¿Imito a Juan viviendo en la humildad y permitiendo el reinado de Jesús en mi vida?

Padre, cuénteme un cuento
Te seguiré cargando en mis brazos

Cuando llegué a casa esa noche, mientras mi esposa me servía la cena, le tomé su mano y le dije: "Tengo algo que decirte..." Ella se sentó y comió callada... La observé y vi el dolor en sus ojos. De pronto, no sabía cómo abrir mi boca, pero tenía que decirle lo que estaba pensando: "Quiero el divorcio." Ella no parecía estar disgustada por mis palabras y me preguntó suavemente: "¿Por qué?" Esa noche no hablamos, y ella lloraba... Yo sabía que ella quería saber qué estaba pasando con nuestro matrimonio, pero no pude contestarle. Sucedió que ella había perdido mi corazón a causa de otra mujer llamada Juana. Yo ya no amaba a mi esposa. ¡Solamente le tenía lástima!


Con un gran sentido de culpabilidad, escribí un acuerdo de divorcio y en este acuerdo ella se quedaba con la casa, el auto y el 30% de nuestro negocio. Ella miró el acuerdo y lo rompió en pedazos.


El próximo día llegué a casa y la encontré escribiendo en la mesa. No cené y me fui a dormir, estaba muy cansado de haber pasado el día con Juana. Por la mañana, mi esposa me presentó sus condiciones para el divorcio, no quería nada de mí, me pedía antes del divorcio por un mes tendríamos que vivir como si nada hubiera pasado y llevarnos normalmente. Su razón era simple: nuestro hijo tenía todo ese mes exámenes y no quería molestarlo con nuestro matrimonio quebrantado.


Yo estuve de acuerdo, pero ella tenía otra petición: Me pidió que por ese mes, todos los días la cargara del cuarto hasta la puerta de salida de la casa, acepté. Le conté a Juana lo que mi esposa me pidió y Juana riendo en voz alta dijo que era absurdo ese pedido y que no importaba qué truco mi esposa usara, tendría que aceptar el divorcio.
Mi esposa y yo no teníamos contacto físico desde que expresé mis intenciones de divorcio, así que cuando la cargué en brazos el primer día, hasta la puerta del frente, los dos nos sentimos mal. Nuestro hijo caminaba detrás aplaudiéndonos y diciendo: "¡Papá está cargando a mi mami en sus brazos!" Sus palabras me dolieron mucho. Caminé los 10 metros con mi esposa en mis brazos. Ella cerró los ojos, y me dijo, en voz baja: "No le digas a nuestro hijo del divorcio, por favor." Asentí con el cabeza, un poco disgustado, y la bajé cuando llegué a la puerta. Ella se fue a esperar el colectivo para ir al trabajo. Yo manejé solo a mi trabajo.


El segundo día, los dos estábamos más relajados, ella se apoyó en mi pecho y pude sentir la fragancia en su blusa. Me di cuenta que hacía tiempo que no la miraba detenidamente. Me di cuenta que ya no era tan joven, tenía algunas arrugas, algunas canas... ¡Era notable el desgaste de nuestro matrimonio! Por un momento pensé y me pregunté: "Qué fue lo que le hice?"
El cuarto día, la cargué en brazos y sentí que la intimidad estaba regresando entre ambos. ¡Esta era la mujer que me dio 10 años de su vida, de su juventud!. Cada día era más fácil cargar a mi esposa y el mes se iba corriendo. Pensé que me estaba acostumbrando a cargarla, y que tal vez era por eso que se me hacía cada vez menos pesado el cargar el peso de su cuerpo.


Un día nuestro hijo entró al cuarto y dijo: "Papá llegó el momento de que cargues en tus brazos a mamá hasta la puerta". Para mi hijo, ver a su padre, día tras día, cargar a su mamá hasta la puerta, se había convertido en una parte esencial de su vida. Mi esposa lo abrazó, yo di vueltas la cara, mi cara dubitativa. Sentí un gran temor que cambiaría mi forma de pensar sobre el divorcio... Ya cargar a mi esposa en mis brazos hasta la puerta, se sentía igual que el primer día, el día de nuestra boda. La abracé y no me moví, pero la sentí tan livianita que me dio tristeza.  Mi hijo iba para la escuela y yo manejé para la oficina. Salí del auto y sin cerrar la puerta, subí la escalera. Juana me abrió la puerta, y le dije: "Discúlpame, lo siento, no quiero divorciarme de mi esposa". Juana me miró , me preguntó si yo tenía fiebre. Yo le dije: "Mi esposa y yo nos amamos. Solo era que la rutina había dañado nuestra vida y estábamos aburridos. No habíamos valorado los detalles de nuestra vida, pero desde que empecé a cargarla en brazos nuevamente, todos los días, del cuarto a la puerta, me doy cuenta que debo cargarla por el resto de nuestras vidas. ¡Hasta la muerte!" Juana, me dio una cachetada y me cerró la puerta en la cara.


Bajé las escaleras, subí al auto, llegué a una florería y le compre flores a mi esposa. La joven en la florería me preguntó: "¿Qué le escribo en la tarjeta, Sr.?" "Te cargaré en brazos todas las mañanas, hasta que la muerte nos separe", le dije. Llegué a mi casa, con flores en las manos y una sonrisa, solo para ella. Corrí y subí las escaleras, entré en la habitación... encontré a mi esposa muerta.
Mi esposa estaba dando lucha con un terrible cáncer y yo estaba tan ocupado con Juana, que no me di cuenta...
Mi esposa sabía que se estaba muriendo y por eso me pidió un mes de aviso antes del divorcio, para que a nuestro hijo no le quedara un mal recuerdo de un divorcio. Para que no tuviera una reacción negativa de sus padres. Para que, por lo menos a mi hijo, le quedara grabado en sus ojos y sus recuerdos, que su padre era un hombre maravilloso, un esposo que amaba a su esposa.

Estos pequeños detalles son los que importan en la vida, en una relación. No la casa, el auto, la plata en el banco. Esto trae apariencia de felicidad, pero en realidad : no es así.

Sintonízandome con Dios
Durante este tiempo viviré mi condición de profeta dando ejemplo de vida con mi familia.


1 comentario:

  1. Que cuento tan conmovedor, me hizo llorar...
    Hace rato le conté que no era un buen cristiano, estaba a punto de perder mi matrimonio a causa de infidelidades, pero entre las alabras del obispo ayer y este cuento, creo que puedo ocn la ayuda de Dios estabilizar mi hogar, mil gracias, siga orando por mi

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